Pasión

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Siempre me he sentido más atraído a la cocina por lo que implica estar en ella que por el mismo hecho de cocinar; el rigor, la violencia, el calor, los gritos y el sacrificio por alcanzar la perfección, me ha fascinado inmensamente, aun cuando sabemos que buscamos algo que es imposible encontrar…. Como Pascal Barbot dijo “La perfección no existe, pero la búsqueda de la perfección si” …y  esta especie de oxímoron hace aún más romántica la pasión a la cocina.

Historias como la de Marco Pierre White haciendo llorar a Gordon Ramsay, Heston Blumenthal cocinando 8 piezas de chicharos por vez para lograr la cocción perfecta, Paul Bocuse recorriendo kilometros en su bicicleta para trabajar jornadas de 16 horas diarias sin día de descanso siendo solo un niño, La Mere Brazier haciendo que sus comensales lavaran sus platos por haber llegado tarde,  Bernard Loiseau dándose un tiro en la cabeza por un rumor de haber perdido su tercer estrella; hacen que la pasión por la cocina parezca una locura para quien no la tiene, percepción que está bien justificada por la arrogancia asociada con los cocineros, puestos en este pedestal de Rockstars inmerecidamente (la mayoría de las veces), digo, no estamos tomando decisiones de nivel gubernamental que van a cambiar al mundo, no estamos ayudando a nadie, ni estamos haciendo del mundo un lugar mejor, probablemente todo lo contrario, nos dedicamos a servir porciones de hígado graso (o mejor dicho foie gras) de patos alimentados a la fuerza, a comensales que probablemente están en tu restaurante solo porque pueden pagar, desperdiciamos grandes cantidades de comida para lograr cortes uniformes y trabajamos hasta dañar nuestra salud, y estamos obsesionados con ello!

Al final del día, no solo es comida, son emociones, sentimientos y ¡muchísima pasión!

“EL ÉXITO VIENE DE LA ARROGANCIA, LA GRANDEZA DE LA HUMILDAD” (Marco Pierre White)…

Y humildad es algo que necesitamos muchos en éste medio.

Jesús Vázquez Reyna.- Cocinero.